miércoles, 21 de abril de 2010

El coche eléctrico: ¿nueva burbuja especulativa?

¿No estaremos ante una nueva burbuja con el coche eléctrico, derivado de la distorsión que producen las interferencias producidas por el gobierno de turno? Los verdaderos avances tecnológicos no necesitan de las ayudas públicas.

Las baterías de ión-litio mejoran la capacidad y la autonomía de los vehículos, pero son costosas, se recalientan y, sobre todo, existe un debate no resuelto sobre si hay recursos suficientes de litio para fabricar millones de nuevos automóviles. El precio de la tonelada de litio pasó de costar 350 dólares en 2003 a 3.000 dólares en 2008.

Las altas primas económicas a la producción de energía solar fotovoltaica que fijó el gobierno de España provocaron la creación y el desarrollo espectacular de un nuevo tipo de mercado especulativo. Así, en 2008, nuestro país alcanzó el liderazgo mundial en potencia instalada, como consecuencia de primas del 575% sobre el precio de venta del kWh. Sin embargo, tras la evidencia de que semejante política de subsidio era insostenible, el gobierno se vio obligado a establecer en septiembre de ese mismo año un nuevo marco regulatorio que reducía las primas y establecía cupos anuales a la instalación de paneles. Entonces, la burbuja especulativa explotó y con ella “la fiesta llegó a su fin” (mientras que entre enero y septiembre de 2008 se instalaron 2.700 MW, en 2009 apenas se cubrieron 50 de los 500 MW que establecía el cupo).
“Lo último” es el reciente descubrimiento por parte del ministerio del “posible” fraude cometido en el sector fotovoltaico. Al parecer, misteriosamente, los paneles solares producían electricidad incluso de noche.
La historia del sector fotovoltaico español (este no es el único ejemplo de sector subsidiado) no hace sino poner de manifiesto a dónde terminan llevando este tipo de políticas. Recordemos los titulares triunfalistas que hablaban de que “España estaba a la vanguardia mundial de la tecnología fotovoltaica”, cuando en realidad más del 70% de los paneles que se instalaban eran importados (sin contar los que simplemente se ensamblaban aquí). Pero, a pesar de la experiencia, una vez más nos encontramos con la misma clase de titulares...las burbujas ni se crean ni se destruyen, parece como si sólo se trasladaran de sector. En última instancia, los sectores subvencionados lo único que proporcionan son titulares a los políticos y elevadas rentabilidades para los contratistas, a cuenta de los contribuyentes. Seamos honestos. España no es líder mundial en el campo de la tecnología fotovoltaica, ni tampoco lo va a ser en el del coche eléctrico o en el de las baterías. Al menos, no según este patrón.
Henry Ford dijo que el verdadero progreso es el que pone la tecnología al alcance de todos. Yo a esta gran frase le añadiría: “y esto no se consigue a base de subvenciones”. Los verdaderos avances no requieren de políticas de subsidio porque su coste es, con creces, compensado por las soluciones e innovaciones que aportan. El Ford modelo T o los teléfonos móviles no las necesitaron para revolucionar el mercado.

Ahora le toca el turno al coche eléctrico y, al igual que la tecnología fotovoltaica, dista todavía de acercarse a la rentabilidad. Del mismo modo que la venta de paneles y energía fotovoltaica sólo se sostenía a base de subvenciones, a día de hoy el mercado de coches eléctricos sólo se puede sustentar a golpe de talonario público.
Javier

1 comentario:

Elba Bienzobas dijo...

Javier, estoy totalmente de acuerdo contigo en que la intervención pública sobre un sector determinado conlleva habitualmente efectos no deseados sobre el mismo.

Pese a ello, un sector incipiente como el de la movilidad eléctrica con obvios beneficios medioambientales necesita de un "empujón" por parte de las autoridades públicas competentes.

Es cierto que hay formas más eficientes de incentivar los vehículos eléctricos que la mera subvención a la compra del vehículo. Podría incentivarse el desarrollo tecnológico, desincentivar la compra y el uso de vehículos tradicionales o estimular la demanda eléctricos dándoles preferencia en el aparcamiento o con acceso preferente a zonas de tráfico reducido.