miércoles, 28 de abril de 2010

El gasoil es del orden de 30 veces más eficaz que las ultimas baterías de ion litio

En la actualidad, el desarrollo del automóvil eléctrico se encuentra obstaculizado por la falta de una tecnología de baterías válida. Aunque las recargables han registrado importantes avances en los últimos 20 años, siguen siendo ineficientes frente a los combustibles fósiles.

El auge del sector de electrónica de consumo ha propiciado un importante estímulo para el desarrollo de la tecnología de las baterías, anteriormente ligadas a la investigación en el campo aeroespacial. Así, las baterías que a día de hoy se empiezan a montar en los nuevos coches eléctricos, las de iones de litio (comercializadas por Sony por primera vez en 1991), son las mismas que empleamos en nuestros teléfonos móviles y ordenadores portátiles.

Los acumuladores de ion litio, pese a ser un avance importante, todavía no alcanzan una densidad de almacenamiento de energía suficiente, obligando a vehículos como el deportivo eléctrico Tesla Roadster, con un precio de venta de 84.000 euros (sin impuestos), a cargar con 450 kg de baterías (36,4% del peso del coche). Teóricamente, éstas proporcionan una autonomía de 393 km, eso sí, en condiciones ideales, ya que numerosos informes recogen pruebas reales que señalan alcances hasta un 40% inferiores. Inevitablemente, la baja capacidad de almacenamiento de las baterías actuales conduce a “círculos viciosos”: si se emplean baterías más pesadas para lograr mayor autonomía, el coche termina necesitando dicha energía para arrastrar el peso de éstas y ulteriormente no aumenta su alcance.
Para que nos hagamos una idea, el gasoil proporciona del orden de 30 veces más energía impulsora por kg que las actuales baterías de ion litio (comparación para rendimientos del 25% y 80% del motor de combustión interna y del eléctrico, respectivamente). A grosso modo, 50 kg de combustible diesel (aproximadamente el volumen de un tanque corriente) equivalen a unos 1500 kg de baterías. En última instancia, la única comparación válida sería una de tipo empírico, comparando coches de pesos y prestaciones similares.

Por su parte, el otro gran problema es el elevado coste de los acumuladores. Dependiendo de la fuente consultada, el coste por kWh de las baterías de ion litio para aplicaciones de tracción en vehículos eléctricos oscila entre 600 y 1000 US$/kWh. Así, un acumulador como el del mencionado Tesla Roadster, de 53 kWh de capacidad, costaría entre 31.800 y 53.000 dólares.
En definitiva, el desarrollo del coche eléctrico requiere un importante salto cualitativo en el campo de las baterías que permita multiplicar varias veces la capacidad de las mismas.
Javier Roncal

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