sábado, 1 de mayo de 2010

Especulando con burbujas especulativas



En el interesante artículo de mi compañero Javier Roncal titulado “El coche eléctrico: ¿nueva burbuja especulativa?” se nos recuerda el peligro de las políticas de subvención a determinados sectores considerados estratégicos para lo que se ha dado por llamar nueva economía sostenible. El mejor ejemplo de ellos es el desarrollo explosivo de las energías renovables en España fruto de políticas de desarrollo, de mucha propaganda, pero también de mucho trabajo, esfuerzo e imaginación.

Bien es verdad, no se puede negar, que existe un interés politiquero más que político en el desarrollo visible de estas tecnologías teóricamente respetuosas con el medio ambiente. También hay un interés especulativo, como no, pero ¿son estos argumentos suficientemente potentes como para no potenciar una línea de investigación o negocio?.

Al fin y al cabo hay muchas formas de subvención, directas o indirectas. Está claro que la subvención directa es tan visible como apetitosa, pero por ejemplo, ¿no es una forma de subvención indirecta el potenciar ciertas carreras universitarias o líneas de formación profesional? ¿y la subvención de determinadas líneas de I+D+i en centros tanto públicos como privados?. (Algún día habrá que escribir sobre cómo algunos centros tecnológicos “aprovechan” algunas subvenciones).

El problema no es la subvención directa en sí, el problema es cuando ésta se convierte en algo aislado, sin correspondencia a una estrategia de desarrollo económico y social que abarque todos los escalones de desarrollo, desde la educación más básica, a la investigación, al desarrollo de producto, el control de efectos y por supuesto la continua innovación en todos los eslabones. Es en ese caso cuando la burbuja estalla, como se caen unas paredes sin cimientos.

Por eso se debe exigir a los responsables económicos que piensen, mediten y decidan unas líneas estratégicas de fundamento, sostenibles en el tiempo, y que no cambien según sople el aire, porque sin esas líneas lo único que se pueden desarrollar son burbujas que explotarán a la mínima y alimentarán a toda la panda de tiburones que especulan hasta con la propia posibilidad de que estemos dentro de una burbuja especulativa. De forma que si se apuesta por el coche eléctrico se apueste de verdad, no para salir en titulares o ser ejemplo en Greenpeace.

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